Fórmulas para maridar comunicación, gestión del cambio y transformación
En los numerosos debates sobre la duración de la jornada laboral, el propósito de las compañías y el diálogo intergeneracional, muchas personas apuntan al mismo sitio: el rol del liderazgo. Qué papel juega, pero también cómo comunica y, sobre todo, cómo se relaciona, cohesiona equipos y gestiona expectativas. Ahora que la incorporación transversal de la inteligencia artificial y la automatización lanzan nuevas preguntas, ¿cómo impulsar su papel y contribución?
de las personas trabajadoras afirmaba ya en 2020 que el aspecto más estresante de su trabajo era lidiar con su superior más inmediato (McKinsey, 2020).
La relación de los puestos de responsabilidad con sus equipos es un elemento crítico en cualquier organización y de su desempeño depende el funcionamiento de la misma en prácticamente todos los niveles. Las personas trabajan con personas.
Por eso, como si fuesen fichas de dominó, un liderazgo ineficaz puede generar una cadena de efectos negativos (pero predecibles) dentro de una organización.
Si cae la ficha del liderazgo, esta vuelca la siguiente: la del compromiso. Los roles de gestión o liderazgo son responsables del 70% de las variaciones en el compromiso de las personas de una empresa, según datos de Gallup en 2024. Un índice que – y aquí cae la siguiente ficha –impacta con fuerza en la productividad.
A esto se le suma que la mala relación con los rangos de supervisión fue una de las tres causas más comunes por las que el año pasado, en Estados Unidos, se buscó cambiar de empleo. Algo que también se repite en otros países. Las fichas siguen cayendo.
¿No queda más remedio que conformarse? Para nada. Se le puede dar la vuelta a la tortilla y son varios los ejemplos que demuestran que, cuando el liderazgo inspira seguridad, las personas se sienten parte de la cultura corporativa, son más productivas y se plantean menos cambiar de empresa. De nuevo, Gallup: quienes confían en el liderazgo de su organización tienen cuatro veces más probabilidades de estar comprometidos y un 58% menos de saltar a otra compañía.
Un 72% de los encuestados a nivel global por Wunderman Thompson (2022) opina que no debemos “solucionar las discapacidades”, sino “solucionar el mundo para las personas con discapacidad”. La población usuaria lo demanda, y el contexto regulatorio acompaña. A partir del 28 de junio de 2025, la directiva UE2019/882 —también conocida como el Acta Europea de Accesibilidad— exigirá de forma terminante unos requisitos muy estrictos en todos los estados miembros.
La accesibilidad es una característica básica que deben cumplir los productos y servicios digitales para ser consumidos por todas las personas de manera autónoma, segura, confortable y equitativa. Hace referencia al acceso, al uso y a la experiencia que tiene la persona que utiliza ese servicio/producto.
Si tu producto o servicio se oferta en uno o varios estados miembros de la Unión Europea, la normativa te afecta. Tanto si eres fabricante como importador, distribuidor o prestador de servicios. Hay una excepción: las microempresas con menos de 10 empleados y cuyo balance total no sobrepasa los 2 millones de euros al año. Sin embargo, más allá de ser un requisito regulatorio, el diseño accesible puede aportar mucho valor a tu proyecto o negocio.
La norma europea busca armonizar los requisitos de accesibilidad exigibles a muchos productos y servicios: desde equipos como ordenadores, móviles o máquinas expendedoras hasta páginas web, aplicaciones o libros electrónicos. Para las webs, por ejemplo, el nivel AA del W3C pasa a ser obligatorio. Asegúrate de que tus proyectos y servicios cumplen con esta normativa, o pide ayuda a expertos en accesibilidad, usabilidad y diseño centrado en las personas para adaptarlos.
— Recetas de chef
Nuestra relación con el trabajo está cambiando. La irrupción y adopción de nuevas tecnologías se solapa con una renovada preocupación por la salud mental y la conciliación entre vida laboral y personal; temas que han cobrado urgencia desde la pandemia, pero que lejos de detenerse siguen muy presentes en el debate actual sobre cuánto y cómo trabajamos.
En España, por ejemplo, nos encontramos en pleno debate (y negociación) sobre una progresiva reducción de la jornada laboral. Encima de la mesa está la discusión sobre si nuestro modelo de trabajo (y su productividad) está preparado para aprovechar los avances más inmediatos —o esperados— en digitalización e inteligencia artificial.
Mientras, conceptos como el “gran agotamiento”, término acuñado por el escritor e informático Carl Newport para explicar cómo convivimos con un cansancio mental y físico, ganan peso en la brújula teórica. Algo que parecen reflejar también estudios como este de Gallup, según el cual hasta un 25% de las personas trabajadoras en España siente tristeza diaria por su situación profesional.
Por supuesto, la explicación del momento es multifactorial. Pero varios de los puntos apuntan a quienes lideran equipos y organizaciones.
En cualquier cocina hay tensión. Órdenes, carreras y vajilla que choca. Pero los platos salen. Esto es gracias a una comunicación ágil y eficaz entre distintos roles. De la misma manera, el liderazgo debe asegurar que la comunicación actúe como la salsa que une los ingredientes y permite que cada persona aporte lo mejor de sí; garantizar que el talento del equipo fluya en armonía hacia un objetivo común.
¿Qué implica liderar hoy? O, mejor, ¿qué implicará liderar cuando la inteligencia artificial sea realmente una parte más de nuestro día a día? Las figuras de liderazgo emergen como facilitadores del aprendizaje que más que saber y tener soluciones, facilitan y provocan la experimentación.
Empezar a transformar el modelo de liderazgo no es sencillo. Pero, como en cualquier receta, existen trucos y atajos fruto de la experiencia.
Cada organización tiene sus tiempos. Ni existen las recetas únicas ni las soluciones maestras, pero sí una serie de patrones que dibujan tres escenarios habituales a la hora de plantear un proyecto de gestión del cambio y transformación del liderazgo.
Abre la tapa de la comunicación interna, agrega un feedback constructivo y una pizca de mentoría, coaching y programas de capacitación continua. Remueve. No olvides la formación en herramientas digitales y tendencias. Da sabor y prepara para comensales exigentes. Fomenta una cultura del aprendizaje, facilita la colaboración y la puesta en marcha de proyectos de innovación. Sé transparente con los objetivos y facilita que se conozcan. El plato está listo. Buen provecho.
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También puedes hacerlo para experimentar entre fogones. Nos encantan los retos.
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