La desescalada que comienza nos obliga a interiorizar nuevos comportamientos, puede que algunos
para siempre.
El mantenimiento del teletrabajo, la necesidad de mantener la separación física, la aplicación de nuevos
protocolos... Se rediseñarán oficinas y comercios, también ciudades. Cambiarán los espacios y cambiará
nuestra vida.
Por eso, en Prodigioso Volcán hemos preparado unas pequeñas instrucciones para conocer cómo se construirán los nuevos espacios de lo cotidiano. Porque si algo implicará esta particular “operación retorno” será asumir un concepto: distancia.
Convertir el transporte público (autobús, metro...) en una opción segura –y vista como tal– será uno de los principales desafíos de las grandes urbes. Lo mismo ocurrirá con las empresas que quieran o necesiten que la plantilla se desplace a sus instalaciones: deberán garantizar seguridad a la vez que reducen la hora punta. Todo en un momento de repensar el espacio público sin olvidar el desafío climático.
Los espacios al aire libre aparecen como sitios de protección frente a los lugares cerrados. A medida que evolucione el ritmo del contagio, también lo hará nuestra relación con los paseos. Con franjas horarias o sin ellas, veremos cada vez más colas en las tiendas y gente conversando. Con distancia, claro está.
El temor a permanecer en un avión durante horas se sumará a las cuarentenas para viajeros de algunos países. En busca del equilibrio entre rentabilidad y cumplimiento de las medidas, las aerolínas tendrán que pensar nuevas formas de ofrecer su producto.
Entrar al trabajo será, más que nunca, un ritual. Toma de temperatura, sistemas alternativos de identificación, ascensores limitados y dotados de sistemas de autolimpieza, apertura de puertas por voz o ‘smartphone’... Será cuestión de costumbre, pero, ante la duda, mejor la escaleras.
Es el momento de adaptar espacios y asumir comportamientos para que las oficinas sean áreas libres de contagio. Lo más seguro es que la mascarilla sea opcional en los puestos, pero obligatorias al moverse e interactuar con otras personas. Empleadores y empleados deberán definir nuevos códigos y garantías, incluidas las personas en remoto o plantilla extendida.
La prioridad de las grandes superficies será evitar las aglomeraciones, la del pequeño comercio garantizar su actividad y adaptarse a las normas. Cada sector tendrá sus peculiaridades, pero la mejora de la atención al cliente con más canales de contacto y la promoción de medios de pago digitales como el móvil y las tarjetas sin contacto serán transversales. Muchos clientes acudirán al local solo a recoger un pedido o devolver un producto.
Lugares de encuentro y dinamizadores de los barrios, los bares y restaurantes tendrán que reinventarse en los primeros compases de la desescalada. La distancia física y el miedo pueden ser un hándicap. El servicio a domicilio, una buena estrategia de supervivencia.
Considerados lugares con un alto riesgo de contagio, los gimnasios e instalaciones deportivas tendrán que transformar espacios y oferta. Tardaremos en volver a ver decenas de deportistas apiñados y sudando sobre una bicicleta. Por eso muchos ciudadanos seguirán utilizando el salón de su casa y clases en línea combinadas, con entrenadores personales.
La ‘confianza sanitaria’ será lo más valorado por el cliente por encima de otros atributos tradicionales como la ubicación. Dirigidos primero al turismo nacional, los hoteles y alojamientos necesitarán pensar y poner en marcha planes específicos para reducir el temor al contagio de los huéspedes. “Habitaciones tan seguras como tu propia casa” es una buena pista de cómo podría ser.
Mundo R₀
Descubre el ritmo que marcará el “baile” de los próximos meses a sociedad, empresas y gobiernos. Preparamos un análisis y herramientas para orientarnos en una realidad dinámica y condicionada por la COVID-19.
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