Aerolito / Marzo 2023

Una habitación

con vistas

Las compañías están cada vez más dispuestas a abrir sus ventanas a todos los grupos de interés que quieran conocer sus políticas, procesos y compromisos. Es el llamado reporting.

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“Quien no comunica, no existe”. Lo decía el escritor Gabriel García Márquez, y parece que las empresas lo han entendido. O, por lo menos, se han visto obligadas a hacerlo. La medición de resultados, el análisis y la rendición de cuentas emerge como un elemento esencial para que las organizaciones funcionen.

Los informes o memorias de sostenibilidad permiten mostrar el desempeño de las empresas en temas ambientales, económicos, sociales y de gobierno corporativo durante un periodo concreto. En otras palabras: son una ventana al compromiso y la responsabilidad hacia todos sus públicos y partes interesadas.

Ante el auge de este tipo de documentos, y con el objetivo de sistematizar y estructurar la información, han surgido numerosos marcos y estándares —GRI, SASB, B Corp, NFDR, CSRD, EFRAG, ESRS, SFRD, IFRS, entre otros— que pretenden guiar a las organizaciones cuando informan sobre cuestiones que, hasta no hace mucho, habían pasado desapercibidas. Desde la calidad de los órganos de gobierno o el grado de igualdad e inclusión hasta la los objetivos cumplidos de descarbonización.

Reporting
Report
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¿Por qué importa?

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El reporting tiene cada vez mayor protagonismo en las acciones y los objetivos relacionados con la responsabilidad social de las organizaciones. Por un lado, ante una sociedad cuyos valores influyen cada vez más en sus hábitos de consumo. Por otro, porque es un contenido relevante para los distintos grupos de interés: los inversores conocen mejor la gestión de los riesgos, los futuros empleados se informan sobre la cultura corporativa en formación o inclusión y los clientes pueden conocer el compromiso con la protección de datos o los resultados de satisfacción.

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¿En qué consiste?

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El reporting es un sistema —normalmente en forma de documento— que monitorea e informa de manera abierta sobre el desarrollo y los resultados de una compañía en términos de impacto laboral, social, medioambiental y de gobernanza. Hasta hace unos años, el reporting de sostenibilidad era un mecanismo voluntario. Hoy en día, su obligatoriedad y las regulaciones en este ámbito han ido creciendo. Tanto para las grandes empresas como para las pequeñas y medianas (pymes).

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¿Me debería preocupar?

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La sostenibilidad supone un equilibrio entre el crecimiento económico, el respeto por el medio ambiente y el bienestar social para así no comprometer las necesidades de las generaciones futuras. Además, cuanto más claro y accesible seas con tus datos, políticas e información, más credibilidad tendrás a la hora de demostrar que los cristales de tu casa —empresa, organización o institución—están limpios. Porque el reporting es eso, una herramienta contra la opacidad, una muestra de transparencia, confianza y responsabilidad. 

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¿Qué puedo hacer?

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En primer lugar, identifica los temas estratégicos relacionados con la sostenibilidad de tu organización o proyecto: la apuesta por la economía circular, el desperdicio alimentario, la implicación con la igualdad y la inclusión, el refuerzo de la transparencia entre tus órganos de gobierno… El reporting te permitirá reflexionar sobre las oportunidades y retos que generan cada una de estas cuestiones, establecer acciones concretas y ver cómo evolucionan de forma periódica a través de indicadores que midan los avances y el impacto en tu compañía. 

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Lo que hay que saber

Claves

— para conseguir una buena panorámica

Contexto

La incertidumbre de los últimos años, provocada por la pandemia, la invasión de Ucrania y la crisis energética, ha generado un cambio de mentalidad y de prioridades en el sector corporativo. Ahora, la sostenibilidad no se considera exclusivamente un valor diferencial ante la competencia, sino un nuevo factor de estabilidad, sobre todo ante las nuevas generaciones de consumidores. 

79 %

de las empresas españolas consideran que contribuir a la Agenda 2030 permite obtener ventajas competitivas, según este informe de Pacto Mundial de Naciones Unidas (2022).

Tal y como plantea la consultora Deloitte (2017), las empresas que tienen un mayor compromiso con la sostenibilidad obtienen resultados superiores en un 11 % a los de sus competidoras en el mercado de valores. Eso sí, para integrar la sostenibilidad de forma real, las organizaciones deberán articular un propósito claro, acorde a los retos del desarrollo sostenible, y utilizarlo para orientar su cultura.

Factor de estabilidad

Las empresas son responsables de revisar su sostenibilidad económica a medio y largo plazo. Si no, es muy difícil que puedan asegurar su estabilidad. Para ello, deberán valorar su impacto social y laboral —con todos sus riesgos y oportunidades— y equilibrarlo con la rentabilidad de las actividades productivas.

De hecho, la fuerte apuesta por la responsabilidad corporativa ha significado una búsqueda —y un encuentro— constante de nuevas oportunidades empresariales o la aplicación de métodos corporativos que se salgan de lo común. En otras palabras: una forma diferente de actuar. Destacan casos como el de ECOALF, Hemper o Patagonia en la industria textil; IKEA en mobiliario y diseño, o Nestlé en alimentación.

Dos guías un poco diferentes

A la hora de realizar un reporting puedes orientarte por estándares o por marcos de reporte, que se utilizan cada vez más ante las demandas del mercado y las nuevas regulaciones.

La decisión entre una u otra herramienta dependerá de lo que necesite reportar tu organización, pero también puedes utilizar ambas a la vez. Te ayudarán a identificar y medir el impacto de tus actividades.

Indicadores o métricas específicas que pueden auditarse y medirse. Los informes corporativos, en general, cuentan con unas características establecidas por los estándares: han de ser informes de interés público, contar con diferentes procesos de revisión e integrar consultas públicas a grupos de interés. Por ejemplo, los estándares GRI y SASB. 
Guías de referencia que se ponen en práctica cuando no existe un sistema definido de normas a seguir. Suelen funcionar como unos principios que orientan a las organizaciones, pero sin obligación alguna de reporte. Por ejemplo, el TCFD o principios rectores como los de UN Global Compact.

Los principales marcos de reporte y estándares para hacer tu reporting

Estándares

Marcos

Global Reporting Initiative (GRI)

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Público principal

Empresas, entidades (privadas o públicas) y organizaciones de cualquier sector.

Objetivo

Impulsar los reportes de sostenibilidad para planificar, medir, evaluar y comunicar los avances e impactos sociales, económicos y ambientales de una organización.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social 

Tiene foco en gobierno corporativo

Estado de Información No Financiera (EINF-Ley 11/2018)

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Público principal

Empresas de + 250 empleados y/o con balance activo de 20 M€ o que la cifra anual del negocio supere los 40 M€.

Objetivo

Mejorar la confianza de la población en la clase empresarial y el sector financiero y aumentar la competitividad de las empresas españolas a la hora de atraer inversores.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social 

Tiene foco en gobierno corporativo

B Corp

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Público principal

Compañías, grupos empresariales e industrias.

Objetivo

Cumplir con rigurosos estándares de desempeño social y ambiental, transparencia pública y responsabilidad legal.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social 

Tiene foco en gobierno corporativo

Sustainability Accounting Standards Board (SASB)

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Público principal

Empresas.

Objetivo

Cuantificar e informar sobre los impactos y riesgos ASG (ambientales, sociales y de gobernanza) del rendimiento de una organización a través de 77 normas industriales diferentes.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social 

Tiene foco en gobierno corporativo

Integrated Reporting (IR)

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Público principal

Empresas.

Objetivo

Comunicar cómo la estrategia, la gobernanza, el rendimiento y las perspectivas de una organización crean valor a corto, medio y largo plazo.

No requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social 

Tiene foco en gobierno corporativo

Carbon Disclosure Project (CDP)

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Público principal

Empresas.

Objetivo

Detallar el impacto medioambiental y los esfuerzos para reducir las emisiones, la contaminación y los daños colaterales al medio ambiente y al clima.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

No tiene foco social 

No tiene foco en gobierno corporativo

Task Force on Climate-Related Financial Disclosures (TCFD)

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Público principal

Empresas.

Objetivo

Abordar cómo el cambio climático puede afectar a la capacidad de la organización para crear valor.

Requiere análisis de riesgo

Tiene foco ambiental

Tiene foco social

Tiene foco en gobierno corporativo

Análisis de riesgo

Un análisis de riesgo es una herramienta que permite cuantificar el riesgo de una actividad. Abarca cualquier acontecimiento derivado de factores ambientales, sociales o de gobierno corporativo que, si se produjera, podría causar un impacto negativo en el valor de la empresa. 

Los placeres de una buena vista

Si buscas mejorar la gestión de tu organización, prevenir potenciales crisis o fortalecer tu credibilidad frente al entorno y los grupos de interés —o todas ellas a la vez—, es hora de sumarse al reporting. Al final, es una forma de dar continuidad y futuro a un proyecto o negocio, de adaptarse a los cambios que demanda el planeta y de cuidar a las personas en todos los ámbitos. Estos son algunos de sus beneficios:

Medir el desarrollo del modelo sostenible dentro de las áreas del negocio

Visibilizar el propósito corporativo

Mejorar la comunicación con los grupos de interés

Tener clara la estrategia de la empresa

Medir el impacto de todas las acciones

Vigilar la rentabilidad

Gestionar riesgos

Rendir cuentas de toda la actividad de la organización

Contar con protocolos de mitigación y acción

¿Y después?

Según Eco Vadis (2022), las empresas españolas han mejorado sus prácticas de sostenibilidad alcanzando los 57,7 puntos. La media mundial es 49,2. Lo mismo pasa si revisamos los datos que publica la iniciativa de la ONU Sustainable Development Solutions Network (SDSN): España se encuentra entre los 16 países del mundo con mayor avance en la Agenda 2030. 

Sin embargo, este compromiso social pasa también por saber comunicarlo de forma clara y transparente. Es fundamental asegurar una recopilación correcta y una trazabilidad accesible de la información de la empresa.
Para ello, se pueden seguir estas pautas.

Estar al día de las actualizaciones en reporting, las nuevas regulaciones, las leyes aplicables… Esto acaba de empezar. DIRSE (Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social) recoge aquí algunas de las novedades de 2023.

Escuchar a los grupos de interés (clientes, inversores, sociedad…) de forma activa para entender cuáles son sus necesidades y el tipo de información que esperan de la compañía.

Tratar de vincular todos los nuevos estándares de reporting para dar la respuesta más completa posible a los principales impactos y desafíos en sostenibilidad.

La ventana... siempre abierta

El reporting debe ayudar a difundir la estrategia de sostenibilidad de una organización, estar reflejado en sus canales internos y externos y transmitirse de forma constante a lo largo del año. Para progresar en sostenibilidad hay que saber comunicar, y esto no termina con una memoria o un informe. El reporting es una ventana, una oportunidad de demostrar los esfuerzos de responsabilidad social de la compañía. Pero, al mismo tiempo, implica un reto: asimilar la información sobre el impacto de tus acciones y responder de forma autocrítica y eficaz.

Si quieres saber más sobre informes, transparencia y sostenibilidad, escríbenos.

También puedes hacerlo para compartir una casa junto al mar. Nos encantan las buenas vistas.

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