Las compañías están cada vez más dispuestas a abrir sus ventanas a todos los grupos de interés que quieran conocer sus políticas, procesos y compromisos. Es el llamado reporting.
“Quien no comunica, no existe”. Lo decía el escritor Gabriel García Márquez, y parece que las empresas lo han entendido. O, por lo menos, se han visto obligadas a hacerlo. La medición de resultados, el análisis y la rendición de cuentas emerge como un elemento esencial para que las organizaciones funcionen.
Los informes o memorias de sostenibilidad permiten mostrar el desempeño de las empresas en temas ambientales, económicos, sociales y de gobierno corporativo durante un periodo concreto. En otras palabras: son una ventana al compromiso y la responsabilidad hacia todos sus públicos y partes interesadas.
Ante el auge de este tipo de documentos, y con el objetivo de sistematizar y estructurar la información, han surgido numerosos marcos y estándares —GRI, SASB, B Corp, NFDR, CSRD, EFRAG, ESRS, SFRD, IFRS, entre otros— que pretenden guiar a las organizaciones cuando informan sobre cuestiones que, hasta no hace mucho, habían pasado desapercibidas. Desde la calidad de los órganos de gobierno o el grado de igualdad e inclusión hasta la los objetivos cumplidos de descarbonización.
— para conseguir una buena panorámica
La incertidumbre de los últimos años, provocada por la pandemia, la invasión de Ucrania y la crisis energética, ha generado un cambio de mentalidad y de prioridades en el sector corporativo. Ahora, la sostenibilidad no se considera exclusivamente un valor diferencial ante la competencia, sino un nuevo factor de estabilidad, sobre todo ante las nuevas generaciones de consumidores.
de las empresas españolas consideran que contribuir a la Agenda 2030 permite obtener ventajas competitivas, según este informe de Pacto Mundial de Naciones Unidas (2022).
Las empresas son responsables de revisar su sostenibilidad económica a medio y largo plazo. Si no, es muy difícil que puedan asegurar su estabilidad. Para ello, deberán valorar su impacto social y laboral —con todos sus riesgos y oportunidades— y equilibrarlo con la rentabilidad de las actividades productivas.
De hecho, la fuerte apuesta por la responsabilidad corporativa ha significado una búsqueda —y un encuentro— constante de nuevas oportunidades empresariales o la aplicación de métodos corporativos que se salgan de lo común. En otras palabras: una forma diferente de actuar. Destacan casos como el de ECOALF, Hemper o Patagonia en la industria textil; IKEA en mobiliario y diseño, o Nestlé en alimentación.
A la hora de realizar un reporting puedes orientarte por estándares o por marcos de reporte, que se utilizan cada vez más ante las demandas del mercado y las nuevas regulaciones.
La decisión entre una u otra herramienta dependerá de lo que necesite reportar tu organización, pero también puedes utilizar ambas a la vez. Te ayudarán a identificar y medir el impacto de tus actividades.
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
No requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
No tiene foco social
No tiene foco en gobierno corporativo
Requiere análisis de riesgo
Tiene foco ambiental
Tiene foco social
Tiene foco en gobierno corporativo
Si buscas mejorar la gestión de tu organización, prevenir potenciales crisis o fortalecer tu credibilidad frente al entorno y los grupos de interés —o todas ellas a la vez—, es hora de sumarse al reporting. Al final, es una forma de dar continuidad y futuro a un proyecto o negocio, de adaptarse a los cambios que demanda el planeta y de cuidar a las personas en todos los ámbitos. Estos son algunos de sus beneficios:
Según Eco Vadis (2022), las empresas españolas han mejorado sus prácticas de sostenibilidad alcanzando los 57,7 puntos. La media mundial es 49,2. Lo mismo pasa si revisamos los datos que publica la iniciativa de la ONU Sustainable Development Solutions Network (SDSN): España se encuentra entre los 16 países del mundo con mayor avance en la Agenda 2030.
Sin embargo, este compromiso social pasa también por saber comunicarlo de forma clara y transparente. Es fundamental asegurar una recopilación correcta y una trazabilidad accesible de la información de la empresa.
Para ello, se pueden seguir estas pautas.
Estar al día de las actualizaciones en reporting, las nuevas regulaciones, las leyes aplicables… Esto acaba de empezar. DIRSE (Asociación Española de Directivos de Responsabilidad Social) recoge aquí algunas de las novedades de 2023.
Escuchar a los grupos de interés (clientes, inversores, sociedad…) de forma activa para entender cuáles son sus necesidades y el tipo de información que esperan de la compañía.
Tratar de vincular todos los nuevos estándares de reporting para dar la respuesta más completa posible a los principales impactos y desafíos en sostenibilidad.
El reporting debe ayudar a difundir la estrategia de sostenibilidad de una organización, estar reflejado en sus canales internos y externos y transmitirse de forma constante a lo largo del año. Para progresar en sostenibilidad hay que saber comunicar, y esto no termina con una memoria o un informe. El reporting es una ventana, una oportunidad de demostrar los esfuerzos de responsabilidad social de la compañía. Pero, al mismo tiempo, implica un reto: asimilar la información sobre el impacto de tus acciones y responder de forma autocrítica y eficaz.
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